El Arte político y la
prudencia política
La afirmación de que la política es un arte es tan antigua
como la política misma, arte de lo posible dice el adagio popular, en la
prudencia política se juntan dos virtudes importantes: intelectual y moral. El
dominio de la ciencia política no es suficiente para ser un buen hombre de
estado. La vocación por el sacrificio a favor de los demás, la agudeza del
animo, el fervor por el poder o la inclinación por ejercer un señorío sobre el prójimo
son requisitos naturales para el éxito en oficio. “si naturaleza no da,
salamanca no presta” La crianza no es la enseñanza, es la forma de hacer políticos..
L a ilustración puede perfeccionar, pero no puede sustituir a la experiencia.
La prudencia mas el saber político son necesarios para ser un buen gobernante.
La Política es un ARTE OPERATIVO que persigue un bien
humano, y no una mera técnica de dominio, y por consiguiente reclama en el político
una virtud intelectual y moral que se llama prudencia, distinta de la destreza
que exige el dominio de una técnica y que solo
importa una virtud intelectual, indiferente frente a la moral.
La prudencia exige principios normativos que los proporciona
la filosofía política, y un conocimiento de la realidad actual que lo procura
la teoría del estado, la sociología política
y el derecho constitucional, mas otros saberes auxiliares como la historia, la economía,
pedagogía y la estrategia. El político requiere tener docilidad y sagacidad
para saber escuchar a sus ministros y para elegir a los especialistas que le
aconsejen, pero sin adjurar de su oficio arquitectónico. Para el cual se
requiere un temple firme y equilibrado, tener claro que la decisión oportuna y rápida
es el nucleo de la política aplicada, por eso los políticos destacados son
grandes intuitivos.
La prudencia política supone que quien la posee , posea circunspección
que es el conocimiento de las circunstancias, precaución que es el dominio de
los factores propicios y de los obstáculos,
distinguir entre los amigos, adversarios y enemigos. Saber aprovechar
los tiempos y manejar el sistema de premios y castigos, y el dominante
principal es la previsión o perspectiva del futuro, una percepción ajustada y
anticipada de lo que habrá de ocurrir, para la planificación operativa, por
ello es considerada como la cualidad suma de los estadistas eminentes.