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martes, 28 de junio de 2016

El Arte político y la prudencia política

El Arte político y la prudencia política

La afirmación de que la política es un arte es tan antigua como la política misma, arte de lo posible dice el adagio popular, en la prudencia política se juntan dos virtudes importantes: intelectual y moral. El dominio de la ciencia política no es suficiente para ser un buen hombre de estado. La vocación por el sacrificio a favor de los demás, la agudeza del animo, el fervor por el poder o la inclinación por ejercer un señorío sobre el prójimo son requisitos naturales para el éxito en oficio. “si naturaleza no da, salamanca no presta” La crianza no es la enseñanza, es la forma de hacer políticos.. L a ilustración puede perfeccionar, pero no puede sustituir a la experiencia. La prudencia mas el saber político son necesarios para ser un buen gobernante.
La Política es un ARTE OPERATIVO que persigue un bien humano, y no una mera técnica de dominio, y por consiguiente reclama en el político una virtud intelectual y moral que se llama prudencia, distinta de la destreza que exige el dominio de una técnica y que solo  importa una virtud intelectual, indiferente frente a la moral.
La prudencia exige principios normativos que los proporciona la filosofía política, y un conocimiento de la realidad actual que lo procura la teoría del estado,  la sociología política y el derecho constitucional, mas otros saberes auxiliares como la historia, la economía, pedagogía y la estrategia. El político requiere tener docilidad y sagacidad para saber escuchar a sus ministros y para elegir a los especialistas que le aconsejen, pero sin adjurar de su oficio arquitectónico. Para el cual se requiere un temple firme y equilibrado, tener claro que la decisión oportuna y rápida es el nucleo de la política aplicada, por eso los políticos destacados son grandes intuitivos.
La prudencia política supone que quien la posee , posea circunspección que es el conocimiento de las circunstancias, precaución que es el dominio de los factores propicios y de los obstáculos,  distinguir entre los amigos, adversarios y enemigos. Saber aprovechar los tiempos y manejar el sistema de premios y castigos, y el dominante principal es la previsión o perspectiva del futuro, una percepción ajustada y anticipada de lo que habrá de ocurrir, para la planificación operativa, por ello es considerada como la cualidad suma de los estadistas eminentes.