Las personas nos comunicamos de muchas maneras, a través de la palabra, la escritura, los gestos, la postura corporal, la mirada, etc. Pero es precisamente a través de estas últimas formas de comunicación, la no verbal, con la cual más podemos mostrar de nosotros mismos.
Una mirada va mucho más allá de lo que aparentemente vemos cuando miramos a los ojos a alguien; es mucho más que unos ojos bonitos, y que la propia intención de la persona.
Todos alguna vez hemos mirado a alguien que queremos y que con una sonrisa en la cara, te devuelve una mirada llena de tristeza;y le damos mayor credibilidad a lo que expresa su mirada, porque la mirada de algunas personas puede ser como un sentimiento, como la verdad de uno mismo, como un lenguaje que muestra el interior de la persona...
La mirada, los gestos o la postura corporal, pueden decirle a la otra persona mucha información sobre nosotros mismos, incluso más que lo que comunicamos a través de la palabra, ya que cuando hablamos, podemos omitir ciertas cosas, mientras que nuestro cuerpo y rostro no pueden mentir, delatándonos cuando estamos felices, tristes, asustados, orgullosos, etc
Por medio de la mirada podemos conocer a alguien mucho mejor, al mismo tiempo que el otro sabe más de mí mismo. Cuando nos encontramos hablando con alguien, y este nos mira a los ojos, sentimos que nos está escuchando, que nos presta atención y que está interesado en lo que le estamos contando. Por el contrario, cuando esa persona dirige su mirada a otros puntos, como el piso o el techo, da la impresión que no le importa realmente la conversación que mantenemos.
Muchas veces ante la mirada directa del otro nos ponemos a la defensiva y buscamos rápidamente la forma de protegernos, por ejemplo, mirando hacia otro lado, riéndonos, cambiando de tema, terminando la conversación, etc.
Normalmente, cuando queremos ocultar algo a los demás, es cuando la mirada del otro o su cercanía física nos incomoda e intimida.
Mantener un adecuado lenguaje no verbal cuando estamos con otras personas no es tan fácil, pero se puede desarrollar. Podemos comenzar practicando con nuestros familiares, amigos o con nuestra pareja, acostumbrándonos a mirarlos y a mantener una postura corporal y gestos adecuados cuando hablamos con ellos. Luego, podemos empezar a ensayar estos ejercicios con personas de nuestro entorno, con las que acostumbramos evadir la mirada, como pueden ser nuestros compañeros de trabajo, de estudios, el vendedor del almacén, etc.
Poner en practica algo tan simple como mirar a los ojos a las personas, puede ser ese condimento que le hacia falta a tu día de trabajo o a tu relación con la sociedad.
Fíjate, luego cuéntame como te fue ;)
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